lunes, 28 de noviembre de 2011

Juguemos a un juego, tú y yo.

Se coloca el pendiente de cada mañana. Aún desnuda se contempla, "si me retocara de allí y de allá..." Piensa antes de mandar todo a la mierda. Que le jodan al mundo, a la sociedad y a los cánones de belleza. Se viste para no llegar tarde a clase y que su profesor de literatura le riña como cada mañana. Entra en clase y se sienta, entrecruza sus piernas, esperando expectante el comentario de su profesor nada más entrar.
- Pero bueno, Friné. Que maravillosa sorpresa contar con su presencia no pensé que te atreverías a volver a aparecer - sonreía con esa sonrisa socarrona tan suya.
Contó prácticamente todos los segundos que duró aquella clase mientras se pudría sentada en su asiento. Ella lo que ansiaba era la libertad y no estar encerrada en cuatro paredes, pero claro, para conseguir la libertad primero hay que poder mantenerse a una misma.
El resto de clases comparada con la de literatura se le pasaron volando. Pero todavía tenía que soportar los comentarios de sus compañeras.
- Vaya, Friné - sonreía una rubia despampanante - pensé que ya no volverías más aquí después del numerito que montaste.
"Cierto, el numerito, lo había olvidado" pensó.
- Si, vaya escándalo armaste, monada - le gritó otro de sus compañeros.
"Vomitivo" pensó. Salió al pasillo en busca de miradas que no la recriminasen. Pero de miradas, le gustaba seguir las miradas de la gente. Y mirar a través de ellos. Paró de lleno. Al encontrarse con una mirada distinta al resto. Era un corrillo de gente, donde todos se reían, sin embargo esa mirada emitía soledad. Solo fueron unos segundos en los que sus miradas se cruzaron Le pareció sentir que el chico que estaba en medio de todo el grupo riendo y hablando con todos se sentía solo. "No hay gente así". Continuó andando.

1 comentario:

  1. Me encantaaaaa!!Aunque me quedé con la intriguilla de saber a qué fue debido el "numerito" así que ya estás haciendo otra entrada para explicarlo. Jejeje

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