domingo, 27 de noviembre de 2011

Y diez

"Vale, que no cunda el pánico. Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve..." Examen físico de gimnasia. ¿Había alguna clase de tortura peor? Desde luego la respuesta de Klivia era NO. Hacer el ridículo delante de sus compañeros no era una de sus aficiones. Todo el mundo tenía la vista clavada en ella quemándole la piel, pero lo que más odiaba era el ruido que hacían sus risas, cada vez que las oía sentía ganas de estrangularlos a todos, uno por uno.
"Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve... Vamos relájate sino lo vas a hacer peor". Ya podía oír la risilla de ratón atropellado de alguna de sus compañeras y los murmullos.
La risas estallaron en cuando su culo calló sobre el suelo. Se levantó rapidamente y se sentó en uno de los extremos del banco, sola y encogida de piernas.
"Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve... tranquila, tranquila..." Las risas fueron parando poco a poco y ella volvió a su anterior calma. Sola, en un extremo del banco esperaba a que se acabara la clase. Cuando el timbre sonó estallándole los tímpanos pensó que por fin acabaría su tortura.
- Klivia, ¡estas hecha toda una atleta! - se rió uno de sus compañeros del cual ni siquiera recordaba su nombre.
Klivia se levantó y abalnzó sobre el chico golpeándolo contra el suelo.
- No me has dado tiempo para contar hasta diez.

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