miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un minuto de silencio,

por los sentimientos que he matado, por la rabia que me da el amor y porque nada sale como yo quiero. 

Como cada mañana Anat tiene que sentarse en clase con su compañero Matt. Este es el primer año que se conocen y cuando están juntos las horas pasan volando. Pero Anat guarda un pequeño secreto: está enamorada, pero enamorada de verdad, de él.
- ¿A quién quiero yo tanto que me va a dejar lo deberes de física? - dijo el chico sonriendo y poniéndose de cuclillas sobre su silla.
- No sé, dime ¿a quién quieres? - le preguntó esta.
- A ti - "No, mientes" pensó An con amargura "pero ojalá fuera así".
- ¿A sí que me quieres? ¿No será conveniencia? - le preguntó.
- Claro que no, mira - le chico dejó su libreta sobre la mesa - Te quiero, ¿ves? Ahora no hay razón por la que te lo tenga que decir.
- A pesar de que tu argumento es muy triste, toma - le entrego su libreta, nunca había podido resistirse a nada de lo que le pidiera el chico.
¡Que rabia! Ella quería decirle al chico lo que sentía por él, pero no podía. Tenía miedo. Miedo no solo del rechazo, sino miedo de que el no volviera a tratarla igual, que no se riera con ella, que no la mimara. ¿Por que tendría que existir el miedo? ¿Por qué tenía que existir esa maldita posibilidad de que él no la volviera a mirar igual? ¿Por qué no podía liberar sus sentimientos? ¿Por qué tenía que estar tan cerca de él? ¿Por qué tan lejos? ¿Por qué existía una pared que lo separaba? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡Joder! ¿Por qué tenía que haberse enamorado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario